Que noche tan intensa concediste,
no pensé jamás, en probar tu boca,
ni en la dicha de ver volverte loca
con el placer inmenso, que me diste...
Que noche tan hermosa, la de anoche,
tu alma, aceptando mi ansia entera,
tus labios entreabiertos, en mi espera,
con fuego y con pasión, ningún reproche!
Ahora, en todo el día no te me olvidas,
tu aroma en mi piel, ya se ha impregnado,
y el sabor de tus besos no ha emigrado,
Mañana al salir el sol, nuestras vidas
se habrán de separar, pero atrevidas,
por la noche otra vez, se habrán juntado...
Autor: Marco Fabio Vázquez H.
Puebla Pue. México
agosto de 2007