No ser poeta, pero escribir.
Levantar el alma, Pero no morir.
Para qué, escribir, sin sentimiento.
Es como elevar al viento, la dicha,
el conocimiento.
EL dormido en vida, alega no poder vivir,
Porque levantarse, apunta a que va sufrir.
Hay que derribarse solo, luego levantarse.
Para reforzar su vida. Eso es lo importante.
No escuches al engreído que lo llama; fallar.
Para qué ilustrar en moralejas, que no van ha instruir.
Para que poseer oro, belleza,
Si en estos no hay verdad, solo impureza.
Mejor enseña con amor, reconciliación, construir.
Hay que escribir. También hay que fallar,
Empezar de nuevo. Eso nunca importa,
No lo llames fealdad, ni rima tonta.
Así se pinta, la más bella beldad.
Cuando te recreas, recorriendo versos,
Oportunos, para meditar, te empaparás.
Pero no de agua, sentirás mi descalza brisa.
Rebozarás de calma, la dicha te saturará.
Lastimosamente me tengo que marchar.
Voy a pintar con mis errores, rellenar con tinta,
Mis resbalones y caídas, para buscar un acierto.
Eso me hará sentir contento. Adiós mis amigos.
Me despido de momento. Nos veremos luego.