Abran las puertas, ventanas y portones de los países; dejen que las hojas del Otoño bailen
en las carreteras; dejen que la brisa de la tropicalidad inunde de frescura y alegría las mañanas, las tardes y las noches. Suelten
las aves, la cuarentena ha concluido.
Dejen que el campo florezca: que haya abundancia de alimentos. Abran las fábricas si no el mundo morirá no de la Pandemia si no de hambre.
Abran las fronteras. Reanuden los vuelos.
¡¿Qué esperan?!
Autor: Tibaldo Borjas.
Venezuela.