¡Qué triste la risa, felicidad funesta,
ilusión concebida por nuestra ingenuidad!
¡Qué grande el silencio cuando sus gritos malgasta!
¡Qué fría la noche y abrasadora la oscuridad!
¡Voz, no me falles!que el silencio es castigo...
-punzada y veneno- mentira de sal
¡Que todo el que escuche, se hiera contigo
silencio maldito, absurdo y letal!
¡Corazón, no te contengas!el miedo al vacío,
las horas marchitas y las páginas blancas también pasarán.
Se enmudecen los truenos, olvidado queda el desvarío,
y los versos cayados, antes dormidos, de su invierno despertarán.