Ya me voy como el caimán
pero no para Barranquilla,
ni es seguro que me vaya
a la manera argentina.
Casi voy sin darme cuenta,
con sombras de la puntilla
que adornara mi rebozo
que me huele a naftalina.
Ya me voy a los portazos,
sola, que me voy solita,
a los gritos, los porrazos,
en las corridas benditas
siempre que me dan las ganas,
sin esperar ni un minuto
al tren que pueda llegar,
ni a la gran motocicleta
que me voy a manejar
sintiendo en mi corazón
el calor que me da el sol
aumentando mi placer.