Esta ciudad llena de ruidos
hipodérmicas miradas por debajo del lente
sonrisas lobunas
ensuciando la fuente de agua cristalina
Hombres que venden sus raíces
enganchan a los amigos
y la punta del lápiz
continúa señalando vectores de todo tipo
Dentro de esta paranoia invaluable
van mis ojos llenos de crucigramas
la falta de amor
ha tallado los árboles
la hierba crece como yedra madura
tragándose a los centinelas
más valerosos
Indudablemente envenenaron
el paisaje
las florestas y el trigo
Todo me sabe a hambre
a audacia derramada
con escafandra y látigo
Entonces nos damos cuenta
que nada nos pertenece
regresa la opción cero
los fideos triturados
los pedazos de simulacro
las cacerolas colectivas
hirviendo el pan nuestro
Y todo por el afán desmedido
de los aspirantes a reyes
en un lugar del mundo
que no conoce de títulos reales
Ni siquiera saben de buena tinta
que cosa es la distancia
ni sujetarle la pata al mancebo
con las manos quebradas
de lisonjas y panegíricos
Todo regresa al punto de partida
algunos huyen al hueco más profundo
otros navegan hacía un mar de preguntas
Muchos emigran como pájaros
a la misma mira del blanco
A mí me duele el torso
de tanto soportar los jeroglíficos
y duendes de doble cara
Pero no tenemos remedio
la orden la dio el poderío
y quién puede contra la abertura
de las bayonetas y los arpones
Nuevamente el silencio se derrama
las olas devuelven lo que no es suyo
se atrincheran lanchas, balsas
y remolques
para al final caer en las fauces del lobo
Qué podré contra tanto desespero
sí me asfixian las leyes
y me someten implacables
hacía la nada.