Alfredo Saez

-El llanto del migrante -

 

Llanto sordo del abatido migrante

que esa  nave saturada que parte

quizás muy seguro no vuelva jamás,

ancla de recuerdos, pretéritos, viejos,

enmienda de ausentes cariños promitentes.

 

Soledad cotidiana el alma le lastima

en la edáfica y lejana tierra adoptiva

veleidosa  madrastra febril con tijeras  
más  sus selectivas  rondas de fríos

en cálidas, ríspidas desventuras forzosas.

 

Magna heroicidad sin lustres de bronces

monumentos rampantes de largos pesares

desde el mimetismo peninsular del cocoliche,
dialecto que sin sublimado carnaval se disfraza

 en su dulcinea, acariciante lengua maternal .

 

Bajaron altivos y aún serenos la cabeza,

 para sí crueles desdenes, de oprobios infieles

muy crujiente  la cansina espalda laboral  

en venta contínua de  sempiternas  fatigas

desde el solano mercado, al precio más vil.

 

Vino agraciado maná tal una diosa mujer

y entre ambos, naciente trilogía del amor

resignación bálsamo de las procelosas odiseas
compensando infames cilicios y años de dolor:

-“¡M’ijo ya es un dotor”-