Cuán difícil es censurar, ya muy claro te lo digo
Tus propios retumbos de tibios silencios cautivos
Si en conato pontifica necio y pedante un viejo amigo
Con equívocos panfletos, sin sostén de sólidos motivos.
Busco eludir por pacto amistoso mi franco alegato
Resignado a la certera verdad que es fuerte y espera
O acaso declino y en el discurso fustigo con duro arrebato
Contra el apóstata dicterio de invasiva, tan funesta bandera.
Larga y negra la pensante noche de la cuarentena moral
Reflexionar en la vigilia personal, dual y drástica alternativa
Entre convicciones y ese dudoso camino a la probable deriva.
No adviene a mi la afortunada claridad del inquisidor decidido
Tembloroso anoto en el cerebral bolillero su compungido tañido
Y no bato si aún aletea el sabio suspiro del pregón existencial.