Que infancia más formidable
la que nos tocó vivir
con ésta nana admirable
que tanto amor supo fluir.
Era Martha insuperable
y nos hacía sentir
su cariño imponderable
que jamás se va extinguir.
Este poema es la ofrenda
que le quiero dedicar
a quien nos dio el corazón.
Ella fue tan estupenda
que no se podrá olvidar
su cariño y devoción.
Autor: Anibal Rodriguez.