Alfredo Saez

-El Miedo-

 

 

No eran nocturnales ni repetidos sus hastíos

ante  el tenaz  encierro en la tosca clínica burbuja

que  el tiempo lerdo transcurría  sin  escalofríos,

 apenas presente la punzante terapia de la aguja.

 

Pero el  Miedo tiritante atrapó  las blandas partituras,

un supremo gran señor, rector del talante que prohibe

ahogando  la vivaz expansión de las francas corduras,

malla corsé, rígido decreto absolutista, atroz nos inhibe.

 

De dónde se extraerán espontáneas y valientes audacias,

cuando  furia medrosa  castiga inclemente la masiva salud:

 vituperable no responder con la altivez de la proba actitud.

 

¿Las respuestas probables? azuzar  embestidas  paisanas,

 con destrezas genéticas, mutaciones y experiencias lejanas,

sagas resucitantes de temple varonil, coraje de las Gracias.