Llueve como se llora o se sonríe.
Dulce, lenta, la tarde es de ceniza.
Agua que cae, luz que se entristece,
la soledad en gotas se me triza.
Piedra en el musgo, el corazón se llueve.
Cae con manso lloro el cielo oscuro
Noche sin astros.
Greda que cae bajo el túnel de los desvalidos
del alma como charcos bajo la lluvia pertinaz tiritan.
Mi infancia es una lluvia que aún estila
de unas tejas quemadas persisten en mi memoria
mojan mis sienes, ramas de una infinita buganvilla.
Llueve y no acampa nunca si me tocas
con tu nombre pegado a mi psique
¡Ay, León, espiga de trigo, que no te borras,
huella reciente de mis lamentos, lluvia de boldo!
Llueve y estas tan solo en esa casa,
húmedos de tinieblas son tus días.
Afuera pasan rios, arroyuelos que cegamos
bajo el tapíz de la niebla.
Cierro los ojos. llueve, no te tengo,
nunca te tuve, estilan otras aguas en mi busca.
Cuando termine de llover seremos
dos gotas de mudez en la ceniza.