Al sujeto acomplejado de su tiempo
Que entre la dicha y su pena
Pierde su inherente conciencia
Que lo niega al hablar y berrear sin fundamento
Encarando de alegato al invulnerable espejo de sus memorias
Que refleja al incomprendido cuerpo en el silencio,
Con sus incoherentes pensamientos y la irracionalidad de sus actos
Quien fluye y tergiversa la triste realidad como la banalidad de sus esfuerzos
Al quien con su gran afinidad a la demencia
Puede ver y sentirse agonizar,
Noche tras noche llenas de ansiedad
Quien al despertar no logra la tranquilad
La cual le recuerda al romántico que sabe que lo que debe saber
Que el suicidio es romanticismo aunque nadie lo quiera ver
O acaso es el asesinato mas cruel
De aquel que se mata sin dejarse caer
Que al oir un réquiem tan estruendoso
Se despide la esencia de aquel pensamiento
Aferrado a su último aliento
Sollozante al reconocer el final de sus tiempos