Es un derecho nacer,
y se nace con derechos,
mismos que en ocasiones
son mutilados por la soberbia
del hombre, del hombre fuerte,
que aplasta con sus gritos.
El hombre apabullante
es a veces como elefante
que pasa encima del pobre
y le pisa como a hierba.
Entonces el pobre se cansa
del sufrimiento, alza su voz
y ejerce su derecho a ser tratado
con respeto e igualdad y exige
libertad y una vida digna
sin azotes ni cadenas humanas
que le causen sufrimiento.
Milye Florian 091220