Castillos, palacios y otros edificios Refugios de aristócratas y monarcas Donde podían libremente practicar sus vicios Y guardar todas las riquezas en las arcas Ahora conviven dromedarios y coches de lujo Todo en paraísos de las mil y una noches Todo dirigido por el poder del viejo brujo Todos se callan, nunca se oyen reproches El oro del desierto eran los dátiles Ahora es el oro que surge del fondo Los nuevos empresarios son muy hábiles Sacando petróleo desde lo más hondo Itimad fue reina y esclava Consiguió prohibir los velos Con Itimad la esclavitud se acaba Y ya no había crímenes por infundados celos