Desnuda el alma.
La noche está silente
y te confiesas.
¡Qué pequeñez
de ser, desamparado,
y poca cosa!
Ante tus ojos
el mundo inabarcable
de las estrellas.
¿Habrá planetas,
y vida inteligente,
por esos cielos?
De siempre, el hombre,
se hizo estas preguntas
hasta el presente.
Escucha al viento,
te dicen las estrellas,
en un susurro.
Escucha al mar,
te ofrecen las resacas,
en un suspiro.
Pero no temas,
no quiero emborracharte
con entelequias.
Quiero tu cuerpo,
y el alma tan hermosa
que has desnudado.
Quiero tus ojos
y el beso de tus labios.
¡Te quiero a ti!
Rafael Sánchez Ortega ©
04/08/20