Te digo que... Repito con más énfasis; que grito escritos célebres. Te digo que me mires cerca mis mil defectos, que no los tengas tampoco mucho en cuenta. Te digo, te digo: ¡hiéreme! Pero que siempre duela. Que siempre muera nunca ahora; te digo: empieza tú con todo en juego (me afilo al vértigo), que nunca es tarde para hacerlo supremo... Te digo: quita, ahora me toca a mí, y si estoy perdido encuentro lo que antes fui. No digo nada yo a todo esto resumido en mutismo. Soy muy frágil pero si te caigo al suelo luego corto y hago sangre: cuidadito. Me quiero morir tal vez algún día pronto, cualquiera de estos serviría; pero no va a ser, supongo, espero... Demasiado tarde ya es me parece para cumplirme un sueño. Y yo así no vivo... No. Te digo que así no vivo, y no: necesito eso.