He vivido la distancia, en un silencio. El silencio lo he vivido en un instante, el instante fraccionario ha Sido una eternidad. He medido la línea del tiempo con el patrón de la paciencia; he calibrado paciencia con la precisión de la fe.
He macerado en pasión todo el deseo de mi ser, guardando en mi fiel alforja la distancia en un papel que se acorta en cada línea y se acerca en un dobles, diciendo todo tu nombre arropandome la piel. Distancia será un concepto, simple y de cortos pies.
En el barco de mi esencia, sueño una y otra vez; que te visito en las noches sin hablarte ni un porque! Solo me siento en el encarnado amante de mi pensamiento volátil, a deleitarme en el lienzo riguroso y sublime, matizado en cada pulgada de tu aditiva piel. Piel que amo, piel que me ama me invita sedienta a entrar en tu cama, inocente lecho que tú calor guarda. Destila en mi rostro una imprudente lágrima, diciendo no puedes tocarla; disfruta el mirar gozate en pensarla; la distancia es hoy se marchara mañana, cuando en una piel se fundan dos almas.
Te siento en mis manos, mi espacio te llama pronunciando tu nombre suspirando en llamas, y me sale un te amo junto a una manada de lobos de besos presos en la nada. Ya se pasa el día, ya llega el mañana, no me alegra el de venir no me regocija el alba, surte mi felicidad saber que no habrá distancia. Cuando te tome las manos, cuando abraces mi esperanza, cuando perciba tu aroma desplazando mi nostalgia, cuando mi mirada brille por ser tu luz quien la baña, y en yugo de te amo no existirá más distancia.
Autor: Carlos Aponte.