El despertar matutino fue valeroso, más que lujurioso en cama extraña, es la inyección de responsabilidad que te anima a cumplir con el trabajo; y, el sueño de alcanzar y vencer el miedo de no despertar deseos sexuales de algún comprado amor. Un ocaso invertebrado ríe desaforado de mi angustia, en venganza por la tristeza y el llanto causado al llegar de madrugada alegre y alcoholizado, para cubrir las deudas del juego entregando su mujer, compañera incondicional sin contar con su opinión. Los acreedores persiguen belleza y sexo, que increíblemente los que pierden en el juego son dueños de esa pasión, negada a los más suertudos que amasan grandes fortunas, sin obtener con el tiempo las delicias del amor. Las ausencias del cariño estimulan y aguijonean sentimientos prohibidos que ocultos en el misterio esperan soplos oportunos induciendo al comportamiento extraño vuelto en contra de su amor propio.
El fruto de la acción desaforada entre una pasión despertada es la angustia desprendida del actuar pecaminoso a que condujo la información desobligada y confusa, mezclada entre el ostracismo introducido en la prisa de alcanzar lo que creemos sea mejor estar en este viaje de la vida.
No alcanzamos aún tranquilidad de actuar, cuando todos en un bloque quieren poder sin que a otros se comparta igualdad y paz, reflejo de la humildad y sentimiento de amor con toda la humanidad; la red de vida no puede tener columnas, contrafuertes, puntales débiles para soportar este tejido, que evite se derrumbe sobre todos; y, quedar atrapados presos de la ignorancia mimada sin querer derrotarla.
shoss 12/12/2020