“Tierna edad que ni se nota, primaveras . . . gota a gota.”
De antaño su nacimiento
de amor eterno sustento
le cantamos a la vida
que, en Lupita, sí se anida.
Noventa y nueve años, entera,
en lucha que se reitera,
que tiene muchas vertientes
y del rumbo son cimientes.
Su esposo se adelantó
con llanto la pasión ahogó,
ayer el cielo nublado
hoy de nubes despejado.
Héctor, Cristina, su esencia,
Roberto de harta querencia,
un Raúl que la incentiva
es “bombón” y la cautiva.
Gran guardián de ese pasado
constancia que Dios le ha dado
dentro de un cuerpo pequeño
que, hace tiempo, fue de ensueño.
Que tiene hermosa presencia,
magna memoria, excelencia
de un pensar muy suculento,
le admiramos el talento.
Recítenos cien poemas,
díganos frases, mil lemas,
vislumbre el bello camino
que le dicta fiel destino.
Ya casi, muy cerca el siglo
bien vivido sin remilgo,
con decencia sin excesos
balances y contrapesos.
Ha tenido en la consciencia
de tal existir paciencia,
se ha gastado así los años
de los múltiples cumpleaños.
Doña Lupita Molina
me falta voz, mas, me anima
ser parte de este presente
el estar entre su gente.
Que la quiere, la respeta,
¿me puede dar la receta?;
no se nos quiebre bonita
nuestra alma la necesita.
Son preciosos los dos nueves,
lindo el blanco de sus nieves
las canas en tersa sien
a un puntito están del cien.
Sensata altiva cabeza
de luz, razón y entereza,
¡Jesucristo la bendiga!,
mi admiración . . . ni se diga.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 12 de diciembre del 2009
Dedicado a la eterna Bella Dama, Doña Guadalupe Molina de Barrenechea
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