Muy doloroso es el partir del ser amado
que tanto amor me dio y me colmó de alegrías,
brindando su encanto cual dulce fantasía
que eternamente guardaré en rincón sagrado.
Siempre es la vida que gana la pulseada
cuando decide ejecutar su felonía,
por llevarse el placer de su fiel compañía
al penetrar nuestro destino con su espada.
Ahora estamos en dos planos diferentes
entre los que no existe relación alguna,
ni aunque suplique al Creador ni me lamente.
No habrá entonces que ambicionar gracia ninguna
hasta que el tiempo me conduzca hacia la muerte,
para ligarnos sólo en uno... “Sol y Luna”.
Jorge Horacio Richino
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