¡Ay esta mi vida!
que se suicida en la carne
que desea la fuerza del dormir para siempre
que arrogarse quisiera por donde nada vive.
A dondequiera se fatiga mi alma…
y se arranca de mí, el reflejo de una sonrisa santa.
Me parece toda una amenaza el aliento de cada día
y el rostro de una tiniebla tan grande
¡Oh, si puedo verme hasta ausente de mí mismo!
¿se acordará la muerte de mis miembros?
Christian Jovani
(Derechos reservados del autor).