Matilde
Bonita...
hoy, te escribo estas tontas letras,
cargadas de mi sentir,
de mi... locura, por ti.
Llegaste a mí... como un águila...
detuviste tu vuelo,
te ofrecí mi mano, que nerviosa,
le dió un punto de apoyo a tu posar...
Han sido...
muchas noches de tierno insomnio,
de tantas ternuras,
lágrimas chipis...
bromas infantiles...
enojos paternales...
rabietas adolescentes...
pero siempre tu, mi amor, siempre tu, ahí...
con tu fortaleza de roca debilitada...
con tu tozuda voluntad campirana,
no te retiras, te mantienes,
te callas o gritas tus dolores a mi oido...
y te escucho y me doblego a ti,
a tus temores,
a tus pesares, que son los mios...
y te voy amando...
y enamorando...
y callando...
Y tu ternura me arropa
y calma mis gélidas noches
y me grita mil te amos
y... no puedo ignorarlos,
te acojo y te abrazo
y te derrites en mis brazos
y te vuelves aroma...
Mi chiquita, mi ingenua niña,
madurada a golpes de ese destino...
infame... cruel...
a ti mi niña, la vida...
no debía haberte mancillado jamás,
maldita vida !
Ven amor,
arrópate en mí,
pasaremos este largo invierno, abrazados,
entrelazadas las almas,
los cuerpos que importan...
No digas nada... calla,
quien merece tus razones,
quien tendrá las suyas ?
Yo mismo no sé que será de nosotros,
pero que importa el ayer...
ó el mañana...
si el hoy eres tu, mi vida...
Ven a mis brazos,
acúnate en ellos, chiquita,
que la vida comienza cada día...
no te vayas, amor, quédate,
aun tengo algo de amor guardado
y podremos intentar la felicidad,
quizá... un día se nos dé.
Ron Alphonso