¿Me recuerdas?
Yo soy aquel muchacho,
que, en la secundaria,
fue burla de toda la escuela,
porque a mis padres
se les ocurrió mandarme
con los cortos,
¡aún no era tiempo para largos!
En segundo año,
los pude convencer
que me dolían las burlas,
y lo ocurrido pasó a ser
una anécdota divertida
que te gustaba, soplármela al oído,
y reír.
Fui ese compañero
que se acercaba ensayando
del tango, unos pasos.
Compadrito,
presumía de bailarín,
como poeta del parnaso,
el que silbaba la comparsita
para enseñarte a bailar
y de paso te abrazaba.
El que se peinaba a la gomina,
con jopo a lo Alan Ladd,
el que se jactaba
de ser hombre grande
porque bailaba en las pistas
con las chicas, en ablande.
El que a la salida de la escuela
te esperaba, y al menor descuido
un beso te robaba,
mientras vos te ponías colorada.
El que te amó, con el amor puro
de la genuina adolescencia
hasta el día en el que la vida
nos negara su licencia-
El que tuvo muchos romances
que murieron con razón o sin razón,
sin dejar huellas de pasión,
más al tuyo lo lleva en el corazón,
porque fuiste, su primer amor.