Te miré descalza,
te miré en el río,
y miré tu cuerpo,
temblando de frío.
Tu ropa mojada,
pegada a tu cuerpo,
figura más linda,
esto sí que es cierto.
Tu ni te enteraste,
busqué no inquietarte,
busqué retirarme,
y no molestarte.
Tan bella y descalza,
pisando la arena,
era algo especial,
distinguida escena.
Aunque te conozco,
no me había fijado,
que eres atractiva,
siempre ando estresado.
Hoy nada de estrés,
me quedé perplejo,
hasta estoy sonriendo,
mirando un espejo.
Para que zapatos,
si así te ves bien,
cuando alguien es bella,
cada quien es quien.
La ropa no importa,
hay algo mejor,
aparte de afuera,
hay belleza interior.
Yo mejor prefiero,
a las chicas descalzas,
que a otras con tacones,
pero que son falsas.
No te diré nunca,
que así te miré,
mejor te conquisto,
confío en que lo haré.
Aunque después traigas,
adornada ropa,
y finos zapatos,
eso no me importa.
Prefiero mirarte,
como en aquel día,
que llenaste mi alma,
de tanta alegría.