¡Por supuesto qué temo al amor!
Sobretodo si es el verdadero,
década y media de vida espero
sudando el futuro con temblor.
Temo que no vea mi color
y crucemos ciegos el sendero,
que me vea como pasajero
o cómo vano depredador.
También temo nervioso asustarla
con preguntas y mis alegrías
temo que esté a lado sin notarla;
Temo esperarla con agonías
también impaciente no esperarla
o esperarla... con manos vacías.