Raul Gonzaga

Para ésos, los hijos de la luna


El cangrejo tiene el corazón
Bien conectado a su gran cabeza,
Por lo tanto, siempre siente y piensa
Con ese dulce toque de amor;

Para él no existe el todo pasó,
Busca siempre la razón primera,
Siempre está atento a todas las quejas
Para sanarlas como un gran sol:

Con caparazón confronta el mar
Para ocultar su excelsa ternura,
Que nunca lo amargue tanta sal,

Siempre se esconde en la blanca espuma;
Se hunde en la arena, ¿qué pasará?,
Sólo prepara abnegada ayuda…