DE QUE ME SIRVE EL PERDÓN
Una mañana en primavera
cuando radiante el sol lucía
llegaste cuan bella poesía
para cambiar mi vida entera.
Mis pupilas se iluminaron
la primera vez que te vi
presto unos versos te escribí,
versos que tu alma conquistaron.
Cantaba alegre el ruiseñor
y el jilguero le acompañaba,
mientras la calandria entonaba
una bella canción de amor.
En mi florido jardín, rosas
con mucho esmero cultivaba,
era tanto lo que te amaba
que todas crecían hermosas.
Las mariposas acudían
con sus alas de mil colores
posándose sobre las flores
juguetonas me sonreían.
La pálida luna curiosa
entre blancas nubes velada
como quien vigila a su amada
nos avizoraba celosa.
Más hoy pertenece al pasado
el amor se tornó en olvido
quedándose atrás lo vivido
con el corazón trastornado.
Fue mi mayor pecado amarte
y tenerte mi gran pasión…
de nada me sirve el perdón
si la penitencia es perderte.
Mángelbe.