Sin duda alguna esta es una Navidad atípica, más que nada marcada por la incertidumbre y el miedo de las noticias preocupantes que se escuchan diariamente en diversos medios informativos. Y aunque en ningún momento quiero pecar de negacionista ni mucho menos, todos sabemos que existen otros males que afectan la salud desde hace décadas en igual o mayor porcentaje que el Covid, como por ejemplo el cáncer, el sida y hasta el Dengue, que anualmente cobran muchas vidas, por lo que no es conveniente bajar la guardia en estas otras áreas.
Ad portas de terminar este año tan extraño por llamarlo de alguna forma, todos permanecemos atentos, esperanzados y expectantes ante la posibilidad de una vacuna efectiva y oportuna, pero no por ello podemos ignorar que la vida (y la muerte) siguen su curso y hay que aprender a convivir, a fluir con ellas con responsabilidad, cuidados médicos y personales preventivos, bioseguridad, siendo muy conscientes que todos somos parte de una cadena, de una sociedad en constante evolución y que por lo tanto debemos aportar lo mejor de cada uno para sostener este delicado engranaje colectivo.
Desde mi perspectiva personal pienso que han habido cosas positivas también en el transcurso del año, como el darnos cuenta de la importancia de la cercanía con nuestros seres queridos, los abrazos, el compartir e integrarnos en forma grupal, el valor del tiempo, la alegría de avanzar en el cumplimiento de nuestros sueños.
Ojalá que nuestra Navidad 2020, más allá de las cosas materiales, nos ayude a reflexionar, a reencontrarnos con nosotros mismos, con el entorno, con el Universo mismo; Y siendo una realidad el hecho de que desafortunadamente muchos de nosotros hemos visto la vida tan efímera y la muerte tan cercana, sería pertinente que nuestra nueva vivencia sea dejar fuera el egoísmo, la crueldad y falta de humanidad.
Derechos reservados de autor
Colombia
Diciembre 4 - 2020