Si Dak era un fugitivo de la ley, cuando él, sólo corría el peligro de ser preso o un reo sin derechos. Cuando en el comienzo de sus actos, Dak, sólo abría la incógnita de que sí había ocurrido algo y había hecho algún acto tan indecoroso. Y Dak comenzó a dar señales como las primeras confesiones de su mal acto, pues, su psicología lo hacía ver y hacer cosas extrañas, como por ejemplo, ir demasiadas veces al patio trasero y vigilar con celos y con demasiado ímpetu al cadáver. Cuando Dak fraguó su destino o futuro como todo psicópata diestro confiando en un sólo camino: el de la libertad, pues, no era así, cuando yá su vecino venía yá curando la herida que le propinó con un machetazo, si en el frío o en el camino, yá estaba casi con un pie en la cárcel. Y Enriqueta, sólo ella, era guardián de sus actos y más de sus probes silentes sueños si casi no podía dormir bien. Y Enriqueta sólo quería sobrevivir y de que su hermano saliera de la persecución que se le había impuesto por todos, Dak era un hippie del 1960, si era un buen hombre, pero, su mal acto hizo que todo mundo lo persiguiera como un asesino y para entonces, un culpable. Si aquel olor le caló muy hondo, le recordó el muerto enterrado en su patio y de que había cometido un asesinato, pero, no supo de que el muerto estaba vivo, y de que era su vecino que le hacía persecusión hacia la misma cárcel si quedó más vivo que él mismo. Si buscó en un porqué y si se deslizó su vida hacia la misma cárcel, cuando cayó y fue como un fugitivo por delante del dolor de Enriqueta y del mismo dolor en cada reflejo del sol testigo de ese muerto y de ese entierro. Cuando en la seriedad de su alma, sólo se debatía una mala suerte en descifrar el destino o el camino en saber que su futuro estaba preso hasta en él mismo y en su propia alma callando silentemente y el silencio le hacía muy álgido el tiempo. El tiempo calla, pero, su vecino no, le hacen una emboscada a él a Dak, cuando en su casa estaba sembrada la piedra del rubí propiedad de Enriqueta, cuando el otro vecino de él, llamado Paul, le dice que en su patio encontró y halló una piedra como el rubí y que había excavado y que lo había hallado, de tal manera, en su patio posterior, y sí, que lo halló. Y era una piedra preciosa de Enriqueta, la cual, puso a propósito para tomar de lerdo a su hermano Dak. Dak, muy caprichoso y psicológicamente mal y horrorosamente y muy tenebroso sólo se llevó una gran sorpresa si su paranoia y neurastenia, se debía a que el mal capricho se ofreció dejando un rastro de las huellas de sangre del vecino por el patio trasero y Enriqueta yá lo había visto, pero, como Enriqueta sabía de todo, decide esperar más tiempo por no culpar a Dak por toda su fechoría. Enriqueta doliendo su amor de hermana, sólo pasaba una estancia en navidad cruel y muy cínica. Adornó con luces el hogar de Dak, como sino hubiera pasado nada, cuando en el cerebro de Dak, sólo trama y perpetra lo que un asesino no piensa jamás, en que nunca se supiera su delito, pues, o sino iría preso y la cárcel no estaba en sus planes. El vecino muerto vivo, o el vivo que era un muerto, en que sólo el tiempo cosecha lo que es la pura y absoluta verdad. Cuando en el sólo deseo se fue por donde el invierno da el frío sino por donde el ocaso da calor al frío. Cuando en el tiempo, fue dador de la impoluta verdad, si él, sólo Dak no se diera de cuenta de que todo mundo sabía lo que había cometido: un asesinato. Cuando en el tiempo sólo se dió lo que más se cosechó una mala idea, en fraguar lo que más quedó allí en el hogar de Dak. Cuando él automatizó la gran espera de esperar lo inesperado en saber que el destino fue y será como el mismo instante en que se dió la forma más adyacente de ver el cielo de tempestad y no de blancas nubes. Cuando en el instante se volcó como la primera vez en saber que el desierto se volvió como el mismo imperio sin saber que el delirio frío quemó más la piel y más la conciencia fría, dentro de su propio cuerpo. Cuando en el tiempo, sólo se enfrascó en una forma inherente en debatir lo inesperado por decir la verdad sin tapujos ni un tutiplén de mentiras. Cuando la neurastenia de Dak, estaba en una alta temperatura cuando en el tiempo, sólo en el tiempo, se debió de enfriar el ocaso del invierno álgido que pasaba por la temporada navideña. Cuando en el hogar de Dak, se reflejó el suburbio de una verdad casi real como el acto tan indebido que cometió Dak. Si el vídeo se difundió como pólvora por el vecindario de su mal y terrible acto, acechando lejos a toda falsedad de una verdad absoluta. Cuando en su delirio se enfrió el mal desastre de ver en el cielo una gris tormenta y en saber que el deseo fue como el mismo instante en que cometió lo impuro de un sólo pecado en los fríos diez mandamientos del Cristo. Cuando la estancia en navidad de Enriqueta iba bien y tan mal, después de haber visto y haber arreglado ese vídeo, si todo el mundo sabía lo que había hecho Dak en su patio trasero, al igual, que su vecino Paul, haber excavado una piedra como un rubí o una piedra tan preciosa como el mismo amor de Enriqueta por su hermano Dak. Y Dak no sabía ni tenía la menor sospecha de que todo yá se sabía, el vecino muerto con su vindicta y Enriqueta tapando la astilla como con una sombrilla. Sólo él y su vecino y Enriqueta sabían de la verdad y de la pureza incondicional del aquel indebido y mal acto de Dak. Cuando en el camino se enfrió el sol, fue tan frígido y tan friolero como si hubiera sido como el mismo dolor en el mismo cuerpo y tan verdadero como la verdad de Dios. Y Dak quedó como el mismo imperio escondiendo la verdad con la mentira cuando todo mundo se refería al rubí y Dak creía que era una sospecha de la muerte de su vecino con un machete. Mientras que Enriqueta sabía de todo, y mucho más que eso, era astuta como ingenua, soberbia como lerda, y bastante despierta por defender el amor de su hermano Dak y de su mal estado de salud, no sabía del daño que le hacía, aunque le doliera más el desprecio que el amor por parte de Dak. La estancia en navidad de Enriqueta fue soberbia y fría, delirante e insospechada por Dak. El vídeo difundido por todo el vecindario se debió a lo único que él había hecho y excavado una piedra preciosa en el patio trasero de su hogar. Cuando su psicología amerita una buena salud emocional, pero, Dak en su iniquidad oculta la verdad con más mentiras y auscultando la pura verdad. Cuando en el ocaso se vistió de fríos adyacentes y de tenue luz y tan opaca como la mentira y la falsedad de un instinto y de un sólo capricho, cuando en el delirio se vió como un supuesto delirante pasado de Dak.
Es otro día, en la estancia de navidad en el hogar de Dak y con Enriqueta. Y Dak no tiene ni la menor idea de lo que ocurría allí en su propio hogar y mucho más con todo el vecindario. Dak, sólo se aferró a su mal estado de salud que le requería una salud tan saludable como el haber sido el consecuente y mal hiriente con un machete en contra de su vecino y por rencillas entre ambos. Cuando en el hogar de Dak, sólo se debió de automatizar lo que en derredor no se logró y lo que fue tan inesperado como una muerte herida siendo pulso a pulso y en letal mortífero desenlace de haber enterrado a su vecino en la parte posterior de su hogar. Dak, sólo hechizó su forma de saber que el silencio tenía mal sabor. Y sin ser cómplices se debió a que los vecinos se reían del mal actuar de Dak, ante la vindicta eminente, en saber que el sueño o pesadilla se hacia en una verdad por una mentira inconsecuente, de esas en que sólo el deseo se sabía de la verdad. Cuando en el arbitrio de la mentira sólo sollozó una verdad. Cuando en el imperio de la certeza sólo se debía de creer en el instinto, en que sólo se sintió como la fuerza en débil oposición. Si cuando en el oasis de su corazón no hubo percepción ni mucho menos perdón, ni tan siquiera culpabilidad ni consciente ni inconsciente. Cuando en el altercado frío de la desolación se hirió fríamente la consciencia pensando y recordando el mal suceso. Por haber hecho clandestinamente y mal infundado un sólo mal e ingrato mal hecho inconscientemente sin la más menos intención. Y las estancias de Enriqueta en el hogar de Dak, fueron atemorizadas y tenebrosamente mal hiriente en el dolor del amor de una hermana que sí lo amaba. Dak no tiene escapatoria de su neurastenia, y de su psicosis adyacente y, todo, por un mal acto. Dak se sintió desolado, frío y con nervios y con temblores álgidos. Su neurastenia amaneció mal y todo por un mal acto cometido, hecho y por un suceso ocurrido donde el mal acto se vió en odios de muchos dolores en el alma fría y como en el corazón compungido y adolorido por el vil asesinato en contra de su vecino. El vecino, el que era muerto y no vivo, el que estaba vivo y no muerto, el que salió airoso del aquel entierro de un medio día en el hogar de Dak, sólo vengó con venganza y con una vindicta eminente de que su vida corría más peligro vivo que muerto. Cuando en su afán de ser el muerto vengativo se le vira la tortilla al revés, pues, su esencia de ser víctima de un victimario asesino nadie le creyó ni sus vecinos ni nadie. Sólo que en el mayor desenlace o final de todo se supo la fría verdad ocultando la mentira y desafiando la verdad tan impoluta. Cuando el destino abrió un dilema o una gélida incógnita en saber que el frío helaba el corazón de Dak, cuando su vecino era la más cruel rencilla, cuando el dolor y la contienda era la camorra más dolorosa de haber vivido y de haber compartido un vecindario con él. Si la estancia en navidad de Enriqueta, era como la misma mala suerte desde su propio interior desde que arribó al hogar de su hermano Dak.
Continuará……………………………………………………………………………………………