Persiguiendo el aroma de un suspiro,
tan fugaz y grandioso se revela,
en el aire se enciende una candela
y en sus pétalos tenues un zafiro.
En la ronda versátil de su giro
clarifica el amor que siempre anhela;
y al flotar en la luz se nos revela,
el querer con la prisa de un suspiro.
El rumor de la fronda tan dispuesta,
resplandece el ramaje en la colina,
con guirnaldas de plata en la alameda.
Soberana su luz se manifiesta,
sobre un puro remanso se avecina
el amor corazón, ángel de seda.
Claudio Batisti