No sé pensar cuando me miras.
Hombre de sal y de coral que rompe mis esquemas,
y conviertes mi piel en pétalos de flores.
Me has convertido en sol,
en magna supernova.
Voraz de ti,
insaciable de ti,
y de tu cuerpo…
Ayer me encontré con tu imagen,
con tus ojos profundos,
con tus labios de fuego…
Pigmalion de metal.
Tú me transformas.
Y me convierto en agua,
en calidez que dejas correr entre tus muslos.
Hombre de manos tibias,
y labios cargados de lujuria,
¿Dónde podré esconderme de ti ?
De tu cuerpo de miel,
de tu cálida piel,
de tu olor que me inquieta…
¿De tus besos?
Muda e impaciente,
haces temblar mi cuerpo,
como nadie jamás .
Como quizáz no había temblado nunca.
En un tremor que suena a río,
a canto de jilguero,
a primavera…