Cuando Dak, a la paz no soporta, pues, él es un hippie de los del 1960, cuando en su interior le gustaba bailar, cantar y hacer de todo, como ese movimiento hippie. Cuando en su ser llevó lo que más encrudece en el tiempo o en el ocaso frío, si decidiendo entre el imperio frío en decir que era sus ojos frívolos había cometido un homicidio tan real como el haber perpetrado hacía cuatro días en el patio trasero de su hogar matando e hiriendo con un machete a su vecino y lo peor, enterrando su cuerpo, pero, no, Enriqueta no permitiría nada de eso en el hogar de Dak su hermano. Si Enriqueta se debatía entre una ira insoportable como un odio hacia Dak, por haber cometido un altercado o una rencilla tan débil como el haber infundado el temor y más haciendo una herida tan cruel en el cuerpo de su vecino y enterrando su cuerpo, como si fuera un muerto, pero, el muerto vivió. En contra de todo y de un desvanecida muerte sólo él triunfó de la muerte siguiendo la vida misma y más viviendo con la misma vida. Siendo la muerte pulso a pulso y queriendo acechar con la muerte de un suburbio casi intransigente, casi deshumano en contra de la cruel voluntad de Dios y con sus diez mandamientos del Cristo. Cuando en la insinuación del tiempo y del ocaso se dió lo más pernicioso del evento muerto un muerto vivo. Y que quedó vivo. Cuando Enriqueta hizo lo peor de sus cuatro décadas por faltar a la vida unos de los principales mandamientos del Cristo Dios, mentir. Y mintió con el vídeo cambiando su estrategia y más su técnica en salvaguardar la libertad de Dak. Cuando en el principio se debió de identificar lo más pernicioso en contrarrestar la frialdad de ver el cielo en tempestad cuando en el tiempo sólo fue como el mal imperio de llegar en contra del sol y sí, con una álgida lluvia. Era la navidad del 1960, los hippies comenzaron a dar señales de aparición cuando él Dak, era uno de ellos, en contra del reloj marcaban horas inertes, cuando el muerto no era más muerto. Cuando en el imperio de sus ojos sólo dejó de ser muerto sino todo un vivo, después de la herida punzante con el sólo machete a su débil vecino y por una contienda entre ellos dos. La estancia de Enriqueta se tornó oscura y pesada, y con un ímpetu soslayado y muy tenebroso, y tan horroroso en que sólo el tiempo, se vió como translúcido y tan transparente como la órbita lunar, en que sólo el deseo se volvió impetuoso en querer al muerto, pues, muerto y no vivo. Su vecino curando la mortal herida como si estuviera bien muerto como lo hacía creer Dak. Y Dak, muriendo de pena, dolor y sufrimientos y de tenebrosos nervios, yacía casi moribundo del miedo en la mala sustracción. Cuando en el altercado de un viñedo de uvas sin confeccionar vino se vino abajo toda la estancia de Enriqueta cuando en la estancia en navidad se vió forzada a dejar la mala suerte en un sólo desafío muerto. Y Enriqueta se vió reflejada en un espejo marcando el dolor y la hora exacta en que regresó al hogar de Dak, dejando inerte y estéril la osadía de ver el cielo en fría tempestad, cuando sólo ocurre el mal hábito de la posible imposibilidad, de ver el cielo de tormenta cuando en el instinto se vió forzado a descubrir el arbitraje de un sólo muerto que yacía en el patio trasero de su residencia y todo el mundo lo sabía, que el destino se veía venir abajo con la mala consecuencia de haber asesinado a su vecino. Y Dak recostado en el sofá de su hogar y Enriqueta sustrayendo todo y bebiendo el néctar más caudaloso de su boca, cuando hablando de todo se le zafa un vil comentario, pero, no tan inconsecuente como el haber dejado herido y muerto con una herida punzante y letal y tan mortal como el haber sido asesinado y por manos de su vecino. A Dak, se le enfrió el deseo y más la vil consecuencia de atraer el destino un camino y tan friolero como el haberse dejado ir por un mal hábito el que se dejara caer por un risco el mal deseo de ver el cielo de gris tormenta. Cuando en el suburbio de la manera de ver el cielo, se dió lo más terrible del evento: un muerto vivo y no un muerto muerto. Su vecino queriendo vengar su propia muerte se vió aferrado en atraer la manera más eficaz de un sólo tormento, cuando su forma más vil en querer sufragar los recuerdos en demasiada vil e irremediable se aferró a su propia muerte. Cuando en el albergue de un sólo cometido, se vió aterrado Dak, y Dak, se vió forzado a hacer más nervios, sus propios nervios. Cuando en el pasaje de lo vivido la estancia de Enriqueta se volvió inerte pesada y cruel, débil y mal infundada. Cuando el deseo se volvió áspero y agrio y de un mal sabor que le dejó la boca una hiel y sin sabor. Y Enriqueta lleva un mal, por el ocaso frío de un total día, dejando saber que el delirio frío en el mal acto de su hermano Dak. Cuando Dak, sólo ofreció el reflejo de un sólo mar perdido entre aquella sed en su propia boca. Cuando en su corazón estaba lleno de pavor y sin ningún pudor, de haber cometido el desastre de ver el cielo de gris tormenta y con lo peor con un muerto en su patio trasero en el hogar de Dak. Su hogar lleno de piedras preciosas se dedican a ser lo más fastuoso y lo más hermoso de su hogar en la ciudad de Oriyino. En Oriyino se excavan demasiadas piedras preciosas como las de Paul, en su residencia, atrayendo lo que más se llenó de riquezas extremas cuando en el suburbio de su propio corazón se dió lo que más se ofreció un pudor muerto y con un sólo muerto y que era tan vivo como el poder ser en certeza el vecino de Dak.
Y Dak un hippie del ‘60, sólo se enfrió su coraje en amar a su muerto o víctima, y más al cadáver de su propio vecino dentro de su hogar celando el patio trasero como si fuera una mujer que amaba en verdad. Y la verdad era el cadáver de su vecino en el área del jardín. Cuando su vecino corría en ser lo que más deseaba una vindicta y tan eminente como el suburbio clandestino del coraje que poseía cuando el muerto era él y no Dak y todo por rencillas de vecinos. Y lo celaba más que a nadie al patio trasero de Dak. Cuando la estancia de Enriqueta en navidad hizo un combate de ira y de atrayentes desafíos tenebrosos y de horroroso camino cuando sus navidades fueron un mal tropiezo para Dak. Si Enriqueta sabía de todo, pues, su forma más vil de ver el cielo fue de una fría tormenta, cuando la policía llega al hogar de Dak, a investigar lo que era un mal suceso y de un muerto en su patio trasero por una llamada, si fue la más terrible y la más hostil de una forma más irreal de un muerto asesinado y que él mismo alertó a la policía siendo él mismo el muerto enterrado en el patio trasero de Dak. La forma más atrayente de ser un muerto enterrado y que pudo llamar a la policía dentro del desafío en ser una víctima muerta por un psicópata diestro y hábil como lo era Dak y tan profesional, pero, más profesional era su hermana Enriqueta que hizo cambiar todo al breve instante. Cuando en el tiempo, sólo la verdad impoluta salió a flote, la verdad de Enriqueta con su estancia en navidad en el hogar de Dak. Cuando la policía investigó todo quedó como una excavación de rubíes en el patio trasero del hogar de Dak, encontrando y llevando en sus manos una parte del rubí encontrado y hallado como lo evidenció su otro vecino, Paul. Cuando en el albergue de la osadía de ver el cielo de gris tormenta se halló la forma más inesperada de ver que la policía se marchaba del hogar de Dak, y sin él, pues, Enriqueta cambió todo y de una forma tan inesperada como la táctica de ver evidenciado el temor y los nervios a flor de piel de Enriqueta y más de Dak. Y Dak con una sorpresa en su corazón cuando el amor de Enriqueta era mayor que el deseo de ver a su hermano bajo las rejas ocultando una cruel verdad auscultando con mentiras a la impoluta verdad.
Y Dak, sólo vió el amor entre risas y llanto sabiendo la verdad, ¿y, la ocultó?, pues, sí. Si cuando sólo despertó miró a su vecino alterando con él, una contienda absoluta e inerte y con el desafío fuerte en la manera de sentir el calor en la fuerza del coraje por pelear con rencillas en contra de su vecino. Y Enriqueta arribando a la residencia de Dak evitando todo desde un día antes de todo lo que iba a acontecer. Cuando lleva consigo las piedras preciosas de rubíes en sus maletas. Y era ella, Enriqueta, con estancia en navidad en el hogar de Dak.
FIN