Abrázame con la fuerza de tu alma
bésame con la pasión de un nuevo día
entrégame los arrullos de la calma
cuando la tristeza en mi alma porfía.
Incuba en mí esa sonora alegría
que llevas en tu centro como un son
de tambores, saxo y las fantasías
de palmeras que se mueven con sabor.
Vuelca en mí tus cálidos anhelos
esos que van prendidos a tus sueños
tan nítidos y claros como luceros
los de rojo pasión y te quiero.
Tráeme el perfume de los canelos
para que aromatice nuestro cielo
con rosas rojas y miles de deseos
haciendo en mi mundo un revuelo.
Enternéceme con arrullos sinceros
como el sonido que emana del riachuelo
acaríciame con tus tibios suspiros
y mis sueños y secretos te revelo.
Empápame de tu lluvia de estrellas
víveme eterno como lo hace el universo
besa mis labios que por ti versan
se ese amor de sueños, esperanzas y diverso.
Inyéctame una dosis de tu luz madura
revíveme con la avidez de tu amor que circula
en cada surco que el tiempo te ha dejado
en tu rostro, en tu cuerpo, acentuando la ternura.
Ámame así, con la lucidez, paciencia y locura
que llevan las almas viejas en el corazón tatuado
remueve mi mundo para que este amor tome altura
ese mundo que solo por ti y por mí es habitado.
Ciégame con la luz que tu centro despide
imprégname de los aromas que las flores te dicen
cúbreme con tus brazos como el manto de la virgen
y abre tu corazón para que en él, el mío anide.
Yamila.