Yamila Valenzuela

Arrullos de calma.

 

 

 

Abrázame con la fuerza de tu alma

bésame con la pasión de un nuevo día

entrégame los arrullos de la calma

cuando la tristeza en mi alma porfía.

 

Incuba en mí esa sonora alegría

que llevas en tu centro como un son

de tambores, saxo y las fantasías

de palmeras que se mueven con sabor.

 

Vuelca en mí tus cálidos anhelos

esos que van prendidos a tus sueños

tan nítidos y claros como luceros

los de rojo pasión y te quiero.

 

Tráeme el perfume de los canelos

para que aromatice nuestro cielo

con rosas rojas y miles de deseos

haciendo en mi mundo un revuelo.

 

Enternéceme con arrullos sinceros

como el sonido que emana del riachuelo

acaríciame con tus tibios suspiros

y mis sueños y secretos te revelo.

 

Empápame de tu lluvia de estrellas

víveme eterno como lo hace el universo

besa mis labios que por ti versan

se ese amor de sueños, esperanzas y diverso.

 

Inyéctame una dosis de tu luz madura

revíveme con la avidez de tu amor que circula

en cada surco que el tiempo te ha dejado

en tu rostro, en tu cuerpo, acentuando la ternura.

 

Ámame así, con la lucidez, paciencia y locura

que llevan las almas viejas en el corazón tatuado

remueve mi mundo para que este amor tome altura

ese mundo que solo por ti y por mí es habitado.

 

Ciégame con la luz que tu centro despide

imprégname de los aromas que las flores te dicen

cúbreme con tus brazos como el manto de la virgen

y abre tu corazón para que en él, el mío anide.

 

Yamila.