Tras pizarras, tizas blancas y también un escritorio,
con el tiempo de tu lado, mi querido y gran maestro,
me enseñaste cosas sabias para mí y tu auditorio,
con facetas como amigo y también de padre nuestro.
Muchas noches con desvelo, preparabas bien tus clases,
ellas eran alimento con mensajes de advertencia,
tú me diste el ejemplo para ir haciendo bases,
para tiempos en que yo, ya no tenga tu presencia.
Fuiste tú el gran maestro ante los razonamientos,
que nos daba esperanzas a raudal, cada momento,
fuiste tú labrando mi alma con pasión y sentimientos,
y por eso doy mis versos como mi agradecimiento.
Cual completo diccionario respondías las preguntas,
inquietudes y las dudas que eran mías y de otros,
fuiste autor que cuidadoso me llevó con manos juntas,
por las rutas de la vida cabalgando en nobles potros.
Gran maestro, fuiste el hombre que escogió soñar despierto,
para así curar heridas cuando estaba yo afligido,
con mis triunfos te alegrabas por domar el mundo incierto,
a mi lado siempre estabas al mirarme algo rendido.
Oh maestro hombre fuerte, de muchísimas jornadas,
optimista, siempre alegre tan paciente y bondadoso,
hoy te doy a ti mi afecto, con calor de llamaradas,
tus palabras me sirvieron, soy un hombre victorioso.