...Te dejo volar, elévate hasta donde no lleguen mis ganas,
aléjate en un parpadeo efímero y rotundo.
Libre de mi capacidad inmensa de amarte,
libre de aparentar tolerancia y hombría.
Te dejo volar, y espero que el cielo sea pleno en tu vuelo,
que puedas encontrar otro nido, y que no vuelvas más.
Libre de ser quien eres sin invenciones,
libre de no regresar...
Soledad,
laberinto de mis días,
cómplice del dolor,
lágrimas escondidas.
Me ofrezco,
soy la premonición
que asegura el desamparo.
Soledad,
prisas de mi almohada,
quedas
en el silencio de la roca.