Ausentes latidos
de un pecho que no está
por lejos, por incierto
por correr tras el viento.
Mi amada, es solo eso
un punto en el firmamento
que solo en noches sin luna
puedo ver su fulgor.
Ese es mi amor
tan solo una luz
que algún día llegará
y en mis ojos, se pondrá a vivir.
Ellos brillarán soberanos
y mi boca dirá maravillas
que vestirán su hermosura
de pétalos y alas, que le llevarán.
A un cielo único
donde solo yo
pueda verle
y mis manos ceñirle.
De ese ideal
han de salir fulgores
en anocheceres de estío
y suaves brisas marinas.
Estará a mi lado
vestida de espumas
y nuestras miradas
se unirán sin palabras vanas.