Que día la Navidad,
a festejar... ha nacido el niño
que por esa casualidad
la forma de concebirlo,
su madre subrogando el vientre,
una forma de decirlo.
José acepto las reglas
no quiso contradecirlo.
El buey y el asno cansados
se recostaron enfrente
los pastores saludaron
y se quedaron presentes
las ovejas que pastaban
lo que sobró del pesebre
mientras una lavandera
arrimo el agua caliente
asistiendo de partera
ayudó al niño naciente.
Entre las mantas su madre
lo admiró pacientemente
José lo asió en sus manos
dándole un beso en la frente
y lo puso en cuna de paja,
mientras los Reyes Magos traían
sus ofrendas desde el oriente.
Creció..., pasaron los años
su fama se hizo imponente
entre historias y milagros
con su prédica convincente
fue seduciendo a su pueblo
con el servicio a la gente,
el poder de ese momento
como suele suceder siempre
por rebelde y sedicioso
lo juzgo al impertinente.
Para agravar su calvario
lo paseó frente a la gente
arrastrando su propia cruz
y en la cruz le dió la muerte.
Según dicen, al tercer día,
resucitó entre los muertos
a partir de ese momento
los libros que lo señalan
dicen que fue su fe
que tan lejos lo llevara
que en el mismísimo siglo XX
encarnara en Che Guevara
para morir nuevamente.