Original Oriflama Infinita

Caricia / Latido / La Sombra del Dragón

Tu corazón se acoraza en la yuvia.

Tímida, tu mirada se abisma en la mía.

Nubes dan a la tierra la tristeza de otros días

que la memoria no olvidará nunca

con vida y amor acariciándonos los dos

detrás de una cortina ligera de niebla fina

jugando a crear la alegría, juntando labios

encima y debajo cuando la noche no rechista.

Resistamos unidos el fluído de estas lágrimas

de dicha, y de las risas expansivas

con su deje salvaje y su ira satisfecha al amarse

nuestras simétricas diferencias entre rítmicas caricias

y canciones eficaces donde gimen a una voz

nuestras dos conciencias, tan distintas que parecidas

se emparejan, se juntan solo, coinciden sus elípsis

como Luna y Sol en un eclipse!

 

 

Yo te amo pero

no estás y desespero.

Sin morir me muero

y en gotas voy cayendo

hasta tocar el suelo.

No te miento, ésto

es todo lo que siento:

como roto por dentro

y queriendo volar a tu lado,

romper este encierro:

tú posees la yave

que abre mis sueños

pero abro los ojos

y no te encuentro,

estás tan lejos...

Ojalá me salgan alas,

sí, éste es mi deseo,

o mejor yévame de viaje

en tu máquina del tiempo

que yo te amo pero

el espacio se ha cerrado

y a mi lado no te encuentro...

Saldré a buscarte, si hace falta

como el gran Sol rodearé el cielo

hasta dar contigo

en cuerpo y alma

pues si no estás desespero...

Me querrás tú igual

o solo como amigo?

Yo te amo pero 

tengo ese misterio

que sin matarme me mata

si no lo resuelvo...

Por ti, si no me amas,

sin morir, me muero!

 

 

Trasluz de tres boteyas alineadas y dispuestas sobre la eterna espiral de la araña que nos sueña como somos, un solo eslabón insólito o cosmovisión del todo en expansión, el Dragón sobrevolando la tierra del dolor, donde la traición degenera concupiscencia acuosa en el velo de estos ojos dos, y en mis venas negras como la Noche, y yo atrincherado al calor de una neutralizante atmósfera de antorchas abisales, y salen sombras en la caye, cae la yuvia, mas nunca en tales realidades reclusas entre vastos bloques de cárceles aún inconclusas... Mi Dragón (soy yo) rehúsa, regresa de la luna pintado con la sangre mas turbia, y con un hambre terrible remuerde los mismos barrotes que lo hirieron aqueya Noche... Estreyas de todos los colores aspirando a liberarse y diseminar sus pólenes broten, troten atenuantes loores al Amor al galope cruel de la Muerte!

Lo he visto correr a esconderse entre tinieblas, mientras yo ahora su Sombra soy de mis penumbras espumosas, cuando mareas apenas ayer amanecidas yenan el vaye y tu mirada de Dragón siquiera ausente, pero si al borde, horizonte que el sol al caer dispone sobre la mente, en el bosque, y hay silencio, una vela latente y tres piedras alineadas en varias posiciones diferentes; entonces resplandece atravesando el aire aunque la piel se le congele, roja armadura cubre su desnudez... La Sombra del Dragón de triple cola se posa en una única e íncreíble ola, balancea la absenta saliendo ésta en gotas de sus alas a mi boca ilusoria, lúbrica sin luna, y la lumbre impura de su ojo bajo atenta, alerta vigilancia...hace real la Magia!

Estreyas, tres alineadas trazan una cruz esvástica traída en la vestisca de la alta distancia... El Dragón, destrozando ocioso la creación de un dios codicioso, aumenta su fuerza y facilita mi tarea: cazar el aura plateada, las esmeraldas escamas que se le escapan a Eya al andar reptando por tramos de yuvia tormentosa, celosa, asolas con su esperpéntica, serpentina Sombra...