Rosas que sangran
con lágrimas amargas
al ser cortadas.
Tú las prefieres
sentirlas como tiemblan
en los jardines.
Porque en tus dedos
se mueren, lentamente,
ante tus ojos.
¡Bellas las rosas
que cargan con las culpas
de los mortales!
Y con los sueños
que arrancan mil suspiros
del corazón.
Ellas son flores,
livianas y ligeras
como la brisa.
Pero las rosas
cautivan y seducen
sin darnos cuenta.
Son como estrellas
que surgen en la vida
de las personas.
Son los latidos
y el tiempo, congelado,
de los amantes.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/08/20