S Esteban Esquivel

Los oídos de la luna

Había una vez, un tierno hombre que le hablaba al cielo

Que le hablaba de su abuelo

Y recitaba sus demandas para dejarlo marchar

Había una vez, un hombre frío

Que deseaba ser enterrado en un cerro

¡Era un maldito perro!

Había una vez un hombre, flaco Que hablaba con la luna

Pero, como la luna no habla

No recibió respuesta alguna

Había una vez un hombre inteligente

Que no pidió nada para nadie

Porque el era muy fuerte

Se sentía muy importante

De mirada imponente

Pero, más tarde

Pero, más tarde

Se sintió indefenso

Pues comprendió

Que el cielo no cumple penitencia

Que la luna no tiene oídos

Que no pedir por nadie es inhumano

Abandono la pluma

Acuchilló su mano

Y se puso a llorar

En vano.