Había una vez, un tierno hombre que le hablaba al cielo
Que le hablaba de su abuelo
Y recitaba sus demandas para dejarlo marchar
Había una vez, un hombre frío
Que deseaba ser enterrado en un cerro
¡Era un maldito perro!
Había una vez un hombre, flaco Que hablaba con la luna
Pero, como la luna no habla
No recibió respuesta alguna
Había una vez un hombre inteligente
Que no pidió nada para nadie
Porque el era muy fuerte
Se sentía muy importante
De mirada imponente
Pero, más tarde
Pero, más tarde
Se sintió indefenso
Pues comprendió
Que el cielo no cumple penitencia
Que la luna no tiene oídos
Que no pedir por nadie es inhumano
Abandono la pluma
Acuchilló su mano
Y se puso a llorar
En vano.