Oscuro y dorado cuerpo de hombre
tendido boca abajo sobre las
sábanas blancas de una cama
que ha tenido que soportar
nuestro vaivén toda la noche.
Estás como para que meta mi boca
entre tus nalgas y te chupe,
te beba y te tenga hasta el alma.
Te lamería y te relamería entero,
saladito, mojadito, todo mío.
Disfruto tanto cuando me dejas hacer,
cuando puedo comer, a mordiscos,
sin pudor, caótica y descontrolada, ese
oscuro y dorado cuerpo de hombre.