Me acuerdo con alegría
los lugares de hace mucho
cuando corría apurada
a encontrarte en el camino
desde el trabajo a la casa,
o de la casa al trabajo,
sentada en algún tranvía.
Qué tiempo de enamorada,
de ilusiones y esperanzas,
de promesas en futuros
donde el camino se hacía
sin saber a dónde iba
pero lo mismo gustaba.
Es tiempo de recordarse
de aquellos años de antaño,
mientras te miro a los ojos
como si todo ese tiempo
nunca se fuera apurando.