Cuando los trajes
abandonan a los cuerpos
en los que han solido estar,
y se guarecen en los armarios tristes
y polvorientos, y dejan las manos
de sus antiguos propietarios
crucificadas y devastadas, es entonces
que las palabras vienen a sustituir
viejos planes olvidados,
cuerpos que se abrazaron
en la nostalgia de una noche.
Es entonces que a mí me gusta
recordar, de una simple manera.
Y veo a las sucesivas anatomías
que he tenido, desfilar en sus perchas
como sombras vacías
de un tiempo mejor, de un tiempo hermoso,
en el que las estaciones daban cobijo
a cualquier cuerpo, a cualquier ropaje.
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