Ayer noté lo sincero
y espontáneo de tu gesto
¿palabras, para qué palabras,
si es tu corazón que me habla
apagando mis tormentos,
con extrañas vibraciones
e íntimas seducciones
que atenúan mis lamentos?
El amor está en tus venas
como el perfume en la rosa,
aunque la rosa no tiene
cariño ni sentimientos.
Por eso yo te prefiero
entre todas esas flores,
mujer: te quiero, te quiero
y te ofrezco mis amores.
(Chofa)