Ana Loredo

Hogar no es él

No puedes llamar \"hogar\" a sus brazos,

a sus ojos castaños ni a sus manos cálidas,

no puedes llamarle \"hogar\" a otro ser humano 

pero insistimos 

hasta que el charco de sangre sobre el que estás parada

te advierte que te estás desangrando.

Sola.

En el pasillo.

Afuera de una habitación cerrada.

Tu hogar no es él.

T hogar no es él. 

Tu hogar no es él

pero tú no quisiste creerlo.

Ahora te preguntas quién limpiará tus huellas ensangrentadas 

dirigiéndote a la salida.

Afuera el viento es apenas un susurro

cuando a tus espaldas escuchas el ruido seco 

de la fachada de cartón cayendo al suelo.

La fachada de cartón de una casa falsa 

que no resistió el primer y más ligero soplo de viento. 

Tu hogar no es él y apenas ahora lo estás creyendo. 

Tu único hogar de carne y hueso, 

eres tú misma.