Ayer casi me atropellan
y la alegría aún me duraba,
aquella que me dabas.
¡Que derroche! Y el coche
casi me viene encima
mientras yo sonreía.
No se que me está pasando
ya no vivo suspirando,
ni llevando los pies arrastro
como antes de ti.
Me voy al castro
a leer y respirar así,
aire limpio y definir
que es lo que hay que descubrir.
Pues ya no soy como antaño
pensando siempre en el daño
que me hizo aquel chico
con su baile y su pico.