Verano a fuego lento
son las hojas del Otoño
murmullo que con el viento
mecen en calma al retoño.
Pasajero amante de lo apacible
sorbo té rojo arce, es mi estación
mirada de buho, lectura incognoscible
la lluvia sobre el hayedo, mi meditación.
Ven y aprende la lección
aún en solitaria y desnuda copa
tengo un manto colorido por canción
antídoto que a mis pies se arropa
amaneceres y atardeceres en destilación.
Ya se esconden los pájaros
se abrigan en sus huecos nocturnos
como amaros y apresaros
marchar pero volver al nido taciturnos.
Que en esta despedida somnolienta
sólo un pequeño arroyo me acompaña
al silencio que acrecienta
serena melancolía que todo empaña.