juan sarmiento buelvas

\"EL CERAMISTA IMPROVISADO\".

 

Le pregunté.

¿Comenzamos?

y ella me dijo:

¡comenzamos!

 

entramos al baño ligeramente vestidos

y empezamos en la bañera,

luego continuamos en el sanitario,

y seguidamente pasamos al lavamanos.

 

Lo hacíamos parsimoniosamente,

sin prisa, y con mucha técnica,

no teníamos carreras,

y queríamos que todo culminara felizmente.

 

Pero en mi relación con ella,

para que mi obra de arte,

saliera a la perfección,

en un descuido resbalamos,

y el lavamanos se desprendió

y en su caída.

se quebró,

y un ensordecedor ruido

por toda la casa

¡se escuchó!

y el vecindario

¡se alarmó!

 

¡Y del tubo,

¡un chorro Brotó!

y por nuestros cuerpos

¡hacia abajo corrió!

 

Y de la garganta de mi Señora,

un gemido muy estremecedor

¡brotó!

y de la mía,

¡otro de desesperación

¡Se escapó!

 

Y Ella,

del baño,

toda empapada

¡apresurada salió!

 

Y muy rabiosa,

¡exclamó!

¡te lo dije!

 

!Que buscaras un albañil!

porque tú,

de enchapador de baño,

solo sabes hacer daño,

y yo,

¡Nada más me baño!