Tu sonrisa es bella
llena de diamantes y zafiros
pues la riqueza
se encuentra
en tus labios de delirio.
Mujer de oro,
de luz que irradia el camino,
de mirada cristalina
azulada en opalina
con reflejos que adoro.
Todo lo observas,
allá en tu pensamiento
desbordado de excelsitud,
donde se encuentra tu alma
que ennoblece tu actitud.
Cuánto hemos aprendido de ti,
de tu silencio franciscano,
de tu virtuosa prudencia,
de tu estoicismo como creencia,
y todo esto reflejado
en tu asombrosa sonrisa de agrado.