Que difícil es ser una adolescente,
tengo las mejillas como el color de mi vestido,
el reloj no deja de sonar en mi cabeza,
no se si dejar el cabello suelto o amarrado.
Que difícil es ser un adolescente.
Tengo que complacer a medio mundo en esta mesa,
si supieran que tropiezo a cada paso, talvez lo entenderían.
Necesito estar descalza y despeinada,
romper cientos de hojas,
tomar un café en un balcón.
Dejar que el aire del camino me lleve,
hasta donde nadie me pueda encontrar.
-MC-